Nadie diría que esta es una playa ideal para niños. Les Carboneres, en Llançà, está a los pies de un acantilado y se accede por unas escaleras empinadas y una rampa de tierra resbalosa. Es una playa salvaje y diminuta, escondida. El suelo es de guijarros y la orilla y el fondo del mar están cubiertos de rocas plagadas de erizos punzantes. Muchas sobresalen del nivel del mar como islotes abruptos y cortantes. No hay servicios de ningún tipo: ni socorrista, ni lavabo, ni duchas, ni chiringuito… Sin embargo, buena parte de quienes la disfrutan son niños pequeños. Brincan entre las rocas como Tom Sawyer, como si fueran enanos inmortales. Ni sus padres parecen notar el peligro. Calzan, eso sí, zapatillas de goma. Algunos se zambullen de un salto, mientras otros bucean o recogen piedras del fondo, a un escaso metro de profundidad en casi toda la cala.

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Rosa Nebot veraneó en Llançà cinco o seis años seguidos en los 80 con su pareja y sus hijos. Alquilaban un apartamento dos o tres semanas y a veces coincidían con los mismos vecinos en la playa, que solían ser franceses. Los pequeños se hicieron amigos y disfrutaban de veranos a lo Tom Sawyer. Casi no había –ni hay– coches, así que campaban a sus anchas con las bicis, hacían travesuras y buscaban cangrejos en el mar de Les Carboneres. Esta playa, que en realidad son dos separadas por un macizo de roca que se entreabre al mar, albergó a finales del siglo XIX una pequeña mina de carbón. De aquella veta mineral le viene el nombre, y también piedras negras como el betún de todos los tamaños que tiznan la ropa y la piel con el roce. Rosa tiene decenas de esas piedras en casa repartidas por cajones y estantes porque son como un anclaje a esos dulces veranos en Llançà, adonde vuelve ahora sin niños.

Su momento adulto preferido en Les Carboneres es el atardecer. El mar es un estanque y la luz, un arrumaco cálido de tonos violetas. A lo lejos, al sur, está el imponente cabo de Creus, cuyo desamparo mineral se siente también en Les Carboneres cuando oscurece y el resplandor de El Port de la Selva ilumina el horizonte. Algo tienen que tener los veranos en Llançà y las tardes en Les Carboneres cuando los hijos de Rosa regresan ahora con sus pequeños para que vivan, como hicieron ellos, veranos a lo Tom Sawyer.

Playa de Les Carboenres, Llançà, Girona (cómo llegar)
Parking | Socorrista | Duchas | Chiringuito

  • 75 m de largo por 45 m de ancho.
  • Tipo: grava gruesa y rocas.
  • Entorno: residencial.
  • Ocupación: media.

Playa familiar frecuentada por vecinos de la urbanización Les Carboneres. En sus calles suele haber aparcamiento. Salvaje y natural, sin servicios.

Texto publicado el 9 de agosto de 2014 en la contraportada (pdf) y en la versión digital de El Periódico de Catalunya