La playa del Remolar-Filipines forma parte del parque natural del delta del Llobregat, un entorno protegido de marismas, rieras, bosques de pinos y dunas habitado por centenares de especies de pájaros. La conservación del ecosistema explica que haya que caminar al menos 20 minutos desde el párking más cercano hasta meter los pies cansados en el mar. No hay duchas ni socorristas ni alquiler de patines ni chiringuitos que ofrezcan una cerveza fresca o un helado de chocolate. Sin embargo, este arenal virgen y solitario es ideal para correr por la arena, jugar a palas o hacer nudismo sin molestar a nadie. También se pueden contar aviones –aterriza uno cada 82 segundos en el cercano aeropuerto de Barcelona– u observar y escuchar el canto de los pájaros, como hacen Fernando Gastón padre y Fernando Gastón hijo.

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Vienen al menos una vez al mes, ataviados como exploradores, con cámara reflex y teleobjetivo 75-300, unos prismáticos cada uno y varias guías de campo. Vienen para disfrutar de la soledad y del silencio, que no es absoluto, sino una melodía natural compuesta por el aliento del viento, el susurro de las olas del mar y el trinar de las aves. Un silencio vivo solo perturbado por el estruendo de los aviones, que rugen como una tormenta de verano a punto de descargar. Dice Fernando Gastón hijo que al cabo de un rato el oído se acostumbra y ya se pueden escuchar los silbidos vibrantes del frailecillo blanco –llamado así por su coronilla manchada– y observarlo, desde el mirador de la playa, mientras pone huevos en las dunas acordonadas.

Fernando Gastón hijo, de 13 años, vino a esta playa por primera vez con la escuela. Los profesores le dieron fichas con dibujos de diferentes especies de pájaros que debía identificar y la actividad lo enganchó. Después hizo algunos cursos de ornitología y su padre le compró el equipo. Ahora es capaz de distinguir infinidad de especies solo escuchándolas cantar. Dice que no es un experto. De momento, solo un friqui. Pero el Remolar- Filipines se le queda pequeño. Por eso en breve se subirán a uno de esos pájaros de acero rugidores y sobrevolarán la playa en la que se aficionó a la ornitología para ir a Islandia a ver una especie de pingüino conocida también como el frailecillo y a escuchar el canto del charrán, algo parecido a un agudo gorgorito.

Playa del Remolar-Filipines, Viladecans, Barcelona (cómo llegar)
Parking | Socorrista | Duchas | Chiringuito

  • 560 m de largo por 100 m de ancho.
  • Tipo: arena fina.
  • Entorno: natural.
  • Ocupación: baja.

No hay servicios en esta playa virgen del Delta del Llobregat. En verano se cierra el acceso al parque natural, por lo que hay que dejar el coche en un aparcamiento exterior y caminar unos 20 minutos hasta la playa.

Texto publicado el 10 de agosto de 2014 en la contraportada (pdf) y en la versión digital de El Periódico de Catalunya