La pasión de Núria Canals por la playa de la Mar Menuda le viene de familia. Sus padres, Marta y Josep Manel, la traían cuando era una cría. Adoraban Tossa de Mar y, especialmente, la más pequeña, acogedora y septentrional de las dos playas de la bahía: la Mar Menuda. En este pequeño bancal de arena gruesa rodeado de rocas rosadas como la tez de un bebé clavaba cada mañana Josep Manel la sombrilla. Y allí, a cobijo del sol, hojeaba El Periódico abierto de par en par bajo su frondoso bigote. A veces, padre e hija se bañaban juntos o cogían mejillones entre las rocas que luego cocinaban al vapor.

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Cuando Núria estudiaba en la universidad, sus padres seguían viniendo cada fin de semana y ella, de vez en cuando, se apuntaba. Bajaba a la playa en bici por las empinadas calles y se tendía en la Mar Menuda junto a Josep Manel, pero fuera del alcance de la sombrilla. Ella tomaba el sol mientras leía o escuchaba música, pero su padre siempre estaba más moreno, así que Núria solía decirle que si tenía una máquina de rayos uva escondida bajo el parasol. Y se reían juntos.

A finales de los 90, Núria se enamoró y empezó a venir con su pareja. Descubrieron el romanticismo que envuelve la Mar Menuda. Equipados con tubo y máscara se pasaban las mañanas observando los fascinantes desfiladeros de arena flanqueados por paredes de roca y la gran diversidad de vida que habita su fondo: pececitos de colores, pulpos, crustáceos… Y por las tardes, como solía hacer Núria con sus padres, paseaban por la fortaleza medieval de la Vila Vella. Todo iba bien y decidieron buscar su primer hijo, pero entonces su padre enfermó.

Le diagnosticaron cáncer de pulmón. El maldito cáncer. Josep Manel empeoró rápidamente y Núria no quiso que se fuera sin despedirse de la Mar Menuda. Así que su marido y ella le propusieron traerlo una vez más. Iba en silla de ruedas y necesitaba oxígeno para no ahogarse. Pero aceptó. No podía darle el sol; lo recogieron temprano y a las nueve y media ya estaban en la playa. En su playa. Bajaron a la orilla y le dieron un baño. Sus ojos apagados por la enfermedad se iluminaron de nuevo. Y sonrió como si volviera a nacer. Fue un chispazo de vida, como el que Núria llevaba en el vientre y Josep Manel no llegó a conocer.

La Mar Menuda, Tossa de Mar, Girona (cómo llegar)
Parking | Socorrista | Duchas | Chiringuito

  • 170 m de largo por 25 m de ancho.
  • Tipo: arena gruesa.
  • Entorno: urbano.
  • Ocupación: alta.

Playa familiar, con acceso para personas discapacitadas y catalogada con bandera azul. Ideal para el buceo con tubo o con botella. Cuenta con alquiler de hamacas y sombrillas.

Texto publicado el 21 de agosto de 2014 en la contraportada (pdf) y en la versión digital de El Periódico de Catalunya