Periodismo sin ánimo de lucro: una esperanza a la crisis informativa
Los medios de información sin ánimo de lucro se consolidan en Internet como una alternativa al devaluado periodismo de masas.
Como consecuencia de la crisis que el negocio periodístico arrastra desde finales del siglo pasado, sobre todo a partir de la consolidación de Internet, varios grupos de periodistas se han unido para impulsar medios de comunicación sin ánimo de lucro. La buena acogida de esta nueva manera de hacer periodismo se ha materializado estos dos últimos años en forma de reconocimientos y premios.
Sin embargo, para alcanzar la excelencia, el periodismo no lucrativo aún debe resolver algunos problemas. Entre los más importantes está el de conseguir un modelo económico sostenible y la independencia absoluta de sus fuentes de financiación.
La crisis de calidad del periodismo
El mismo día en que la cumbre europea decidía la batería de medidas que cambiarían para siempre nuestra soberanía al respecto de las políticas económicas nacionales, la noticia más leída del diario Ara era “De la premsa rosa a la crònica negra: les 5 incògnites que assetgen la família reial”, y en La Vanguardia, “Bebe presenta su disco a la prensa: ‘Que os follen bien a todos’”.
Las noticias importantes han quedado relegadas a un segundo plano por la espectacularidad y el morbo de lo anecdótico, de lo banal. “Los temas más frívolos son los que atraen más lectores”, confesaba Carles Capdevila, director del diario Ara, en una conferencia celebrada a mediados del año pasado en la Universidad Autónoma de Barcelona. El criterio de selección de noticias basado en la lógica económica –más lectores, más ingresos– no contribuye a mejorar la calidad.
Otro de los males del periodismo es el paralelismo ideológico entre los medios y los grupos políticos que les son afines. Pero son aún más peligrosos el sectarismo y la manipulación de los medios públicos. Sobran los ejemplos. Basta recordar la TVE en tiempos de Urdaci o la descarada omisión de informaciones relacionadas con el caso Gürtel en el Canal 9 valenciano.
En el sector privado también cuecen habas. Una muestra es el tratamiento que El ABC dio a las movilizaciones del 15 de octubre. El día 16 publicaba en portada una foto de un coche ardiendo y un manifestante lanzando un extintor. El titular era: “Los indignados festejan su protesta planetaria”. Y solo en el subtítulo, en letra de menor tamaño, reconocía que la foto era de Roma. Lo que no decía es que fue la única ciudad en la que hubo incidentes violentos.
Los ejemplos mencionados son, en parte, consecuencia de la dependencia económica y política que los medios de información españoles arrastran desde finales del siglo pasado. Esta dependencia afecta seriamente a la calidad de sus contenidos.
Reacciones a la crisis del periodismo
Como reacción a esta crisis de calidad informativa, han proliferado en Internet una gran variedad de proyectos alternativos: medios de contrainformación, periodismo ciudadano, webs de filtraciones, periódicos de blogs… La red ha abierto la producción a actores antes vetados; hoy cualquiera puede informar. Precisamente por ello hay que diferenciar entre los distintos tipos de proyectos alternativos.
Los más interesantes –y necesarios para la sociedad– son aquellos proyectos periodísticos profesionales que seleccionan sus contenidos pensando en el interés público. Aquellos que son críticos con el poder, que son rigurosos, independientes y cuyas motivaciones van más allá del enriquecimiento personal.
No es fácil encontrar un término preciso para este tipo de periodismo. Montse Santolino, responsable de comunicación para el Desarrollo de la Federación catalana de ONG para el Desarrollo, habla de comunicación para el desarrollo o para el cambio social. Mar Vallecillos, periodista vinculada a varios proyectos de comunicación alternativos, prefiere hablar de periodismo crítico o medios de contrainformación. “Al final –como ella misma dice–, cuando hablamos de periodismo crítico, hablamos de buen periodismo”.
Puede que la única manera de garantizar el buen periodismo sea que los medios de información renuncien al beneficio. Santolino reconoce que los intereses económicos se han metido hasta la cocina y denuncia que “en España falta financiación sin control político”.
Por ello, el periodismo sin ánimo de lucro no debe confundirse con los medios públicos. A pesar de la ambigüedad de la denominación, existen importantes diferencias. La fórmula ideal de estos medios —también llamados comunitarios o del tercer sector— es la de constituirse como organizaciones sin ánimo de lucro, ser transparentes con sus cuentas, renunciar a la publicidad y a las subvenciones públicas y buscar financiación a través de una amplia red de socios donantes o suscriptores estables. Cuanto más se aproximan a este ideal, mayor es su independencia.
Vallecillos: “Los medios críticos deben seguir con ese proceso de unión para hacerse más fuertes”
En Catalunya, el semanario La Directa es uno de los representantes del periodismo crítico y no lucrativo. Nació hace solo cinco años y llegó a Internet este verano. ¿Las claves de su independencia? Renunciar al beneficio y haber forjado un modelo sostenible y sostenido mediante el equilibrio de las distintas fuentes de ingresos: publicidad seleccionada, la venta de semanarios en papel, la subvención de la Generalitat a las publicaciones impresas en catalán y una base de 1.300 suscriptores. Parte de su éxito se debe, según Vallecillos, a la unión de La Directa y la revista Illacrua. “Los medios críticos deben seguir con ese proceso de unión para hacerse más fuertes”, aclara la periodista.
En España conviven diversos proyectos de información crítica como el periódico Diagonal, que se edita en papel cada 15 días desde 2005, o el portal Periodismohumano, que en marzo cumple su segundo año y no ha parado de recibir premios. Uno de los últimos fue el “Emilio Castelar a la Defensa de las Libertades” que ganó su director, Javier Bauluz, por impulsar el medio. “No nos dejaban publicar lo que queríamos en los medios tradicionales, así que nos unimos varios periodistas y creamos un proyecto propio”. Así explica Bauluz el nacimiento de Periodismohumano, que se define como “un medio de comunicación con enfoque de derechos humanos y sin ánimo de lucro”.
La transformación del periodismo de masas
Muchos profesionales veteranos, el propio Bauluz, Maruja Torres y otros, reivindican con melancolía el periodismo de las décadas de los 70 y 80 argumentando que, por entonces, en la dirección de los periódicos se renunciaba con frecuencia a publicar ciertas noticias si no cumplían con unos mínimos de veracidad, rigor y calidad informativa.
De aquella época es el Watergate. Un escándalo político de escuchas ilegales destapado por dos periodistas de investigación del Washington Post que obligó a dimitir al presidente de Estados Unidos Richard Nixon. Aquel triunfo periodístico ha quedado como el símbolo de una época en la que los medios de información eran capaces de mantener el equilibrio entre la búsqueda de beneficios y su función social.
Pero, en algún momento de los 90, el poder económico se hizo con el control de los medios. Desde entonces, como dijo Kapuscinski, “el imperativo del beneficio ha reemplazado (…) a las exigencias cívicas prioritarias”. Así empieza la crisis de calidad del periodismo tradicional.
La prensa ha dejado de servir a la comunidad para servirse de ella
Rosa María Calaf, reportera catalana y excorresponsal de TVE, viene denunciando desde hace años en entrevistas y seminarios que la prensa ha dejado de servir a la comunidad para servirse de ella y que la información se ha convertido en un espectáculo. Basta recordar el cierre de CNN+ y su sustitución por Gran Hermano 24 horas: espectáculo 1; información 0.
En la última gala de los Ondas, Jordi Évole reivindicó un periodismo televisivo “alejado de las trincheras” en el que sus profesionales sean “más que el dato de audiencia”. A parte del premio al mejor presentador, se llevó una calurosa ovación por su discurso. Y es que el tema es preocupante. ¿Dónde quedan los valores? ¿Qué pasa con la función social del periodismo?
Internet: trampolín de los medios no lucrativos
Los medios del tercer sector no son nuevos. Laura Bergés, subcoordinadora de Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona, dice que en España “existen medios comunitarios desde finales de los 70. Empezaron en Internet a mitad de los 90 para extenderse definitivamente a comienzos del nuevo siglo”. La red, según Bergés, “ha permitido romper las barreras físicas que antes impedían a los grupos de interés unirse más allá de un territorio reducido”.
Internet no solo permite llegar a cualquier parte del mundo de manera inmediata, sino que a diferencia de la televisión, la radio o los medios de información impresos, es un canal gratuito. Estas facilidades han permitido que grupos de periodistas sin una base financiera y sin una gran estructura empresarial hayan podido impulsar medios independientes capaces, en algunos casos, de plantar cara a los grandes grupos tradicionales.
Wikileaks y Propublica son dos de los proyectos no lucrativos que están teniendo una importante repercusión a nivel mundial. La web de filtraciones de Julian Assagne puso en jaque al gobierno de los Estados Unidos al publicar miles de documentos secretos que revelaban el juego sucio de la primera potencia mundial. Aunque no es exactamente periodismo –no trata la información y levanta controversias en relación con la desprotección de sus fuentes–, el fenómeno Wikileaks ha marcado un antes y un después en la historia del periodismo.
La idea, según explicaba Enric Borràs en un artículo publicado en este semanario, es sencilla: “Reciben información y la publican”. Los temas que trata Wikileaks son políticos, diplomáticos, históricos o éticos. Borràs mencionaba otros portales que han seguido su estela: Openleaks.org, Tradeleaks.com, Indoleaks.org, Ruleaks.net, PPleaks.com, que buscaba evitar el regreso del Partido Popular al gobierno, o Mini-leaks.com, una iniciativa de un par de periodistas pamplonicos que busca “destapar pequeños abusos”.
Propublica nació en 2008 como una agencia de información online especializada en periodismo de investigación que distribuye sus contenidos entre algunos de los periódicos más importantes de Estados Unidos. Esta agencia anuncia en la web que su función es la de “vigilar de cerca a los poderes políticos y económicos” de su país y asegura que no va a ceder a las presiones. “Seguimos la tradición del periodismo como servicio público para estimular cambios positivos”. Esta es la frase que resume su filosofía; y parece que funciona, porque ya lleva dos Pulitzer consecutivos, los premios más prestigioso del periodismo.
Gracias a Internet informar ya no es una competencia exclusiva de los grandes medios
Propublica, Wikileaks y Periodismohumano son, para Montse Santolino, iniciativas que se parecen entre sí porque se centran en temas sociales y aprovechan la fuerza de la red para que todo se sepa. Gracias a Internet informar ya no es una competencia exclusiva de los grandes medios. En cualquier caso, Vallecillos cree que el periodismo crítico no ha sabido aprovechar todo el potencial de la red. Bauluz está de acuerdo: “Hoy es cuando mejor periodismo deberíamos hacer y, sin embargo, no podemos hacerlo peor”.
¿Cómo hacer buen periodismo?
Iñaki Gabilondo dice en su último libro, El fin de una época, que la función principal de la profesión es “vigilar al poder para que este no abuse de la sociedad”. Carlos Zéller, estudioso y profesor de periodismo en la UAB, define en Los medios y la formación de la voz en una sociedad democrática el “buen periodismo” como “bien público”. Y explica que para que el trabajo del periodista pueda ser considerado como tal, este debe avanzar en tres grandes áreas: mayor independencia para decidir qué es noticia, analizar y presentar la información en toda su complejidad y dar voz a los distintos grupos sociales. En definitiva, un catálogo de principios tradicionales que han recuperado los medios sin ánimo de lucro para mejorarlos gracias, sobre todo, a las posibilidades que ofrece Internet: espacio ilimitado y gratuito para expresarse, inmediatez y cobertura internacional.
Los medios de comunicación del tercer sector tienen una serie de características comunes: son críticos con los poderes políticos y económicos, informan de temas no siempre presentes en los grandes medios y los tratan en profundidad. Su razón de ser es generar una respuesta social y, normalmente, no cobran por los contenidos. Pero de lo que más presumen es de su independencia que, en teoría, es inherente a su modelo de financiación. Al no ser un negocio, sus contenidos no están condicionados por la cantidad de beneficios que van a obtener. En general no incluyen publicidad ni aceptan subvenciones públicas, por lo que no están sometidos a presiones de anunciantes o grupos políticos. Y como no tienen que mantener grandes estructuras empresariales, todo lo que se recauda va destinado a hacer periodismo. Propublica denuncia en su web que los medios tradicionales suelen dedicar solo el 15% del presupuesto a noticias, mientras ellos destinan el 85%.
Debilidades del periodismo sin ánimo de lucro
No todo son flores para Propublica pues su financiación depende de un solo donante, Herbert Standler, un filántropo multimillonario dedicado a los negocios financieros que, además, es el presidente del Consejo de Administración. ¿Se puede presumir de independencia cuando se está subordinado a un solo donante? Lo cierto es que los medios de información sin ánimo de lucro pueden ser cuestionados por el siempre difícil manejo de la relación entre financiación e independencia.
Periodismohumano, según Bauluz, aspira a “depender de miles de donantes, como Médicos Sin Fronteras, que tiene unos 400 mil socios que les garantizan poder hacer o decir lo que quieran sin tener que dar explicaciones”. El problema es que con lo que entra por esa vía no le llega, así que se ve obligado a buscar subvenciones públicas. Por el momento se resiste a la publicidad, pero no la descarta –como hizo Propublica el año pasado– si las dificultades presupuestarias continúan. Y es que cualquier modelo de financiación que no provenga mayoritariamente de donaciones o suscripciones puede suponer pérdida de independencia para el medio de comunicación.
Laura Bergés, subcoordinadora de Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ilustra las complicadas relaciones de dependencia entre los medios de comunicación y sus fuentes de ingresos mediante el Triángulo de Kops. Se trata de un esquema triangular cuyos tres vértices simbolizan las formas de financiación. En un vértice tenemos el mercado (publicidad y ventas), en otro el Estado (subvenciones estatales) y en el otro las donaciones. Los únicos medios que están situados claramente en un vértice son los privados (Tele 5, Antena 3, El País, El Mundo…). Los públicos, como RTVE o los periódicos privados autonómicos que reciben subvenciones, habría que situarlos en una zona intermedia entre los vértices del Estado y del mercado. En cambio, Propublica estaría muy cerca del vértice de los donantes, pero un poco desplazada hacia el mercado porque ahora también se financia con publicidad.
Un medio sin ánimo de lucro ideal estaría en el vértice que le corresponde, lejos de subvenciones públicas y de ingresos publicitarios, manteniéndose solo con donaciones de sus socios. Sin embargo, en la práctica, “modelos puros existen pocos”, afirma Bergés, porque su subsistencia dependería exclusivamente de donaciones, que es una forma de colaborar poco frecuente en la mayoría de países, salvo excepciones como la de EEUU, con una arraigada tradición filantrópica.
Sin un buen plan de sostenibilidad a medio plazo, ningún medio de comunicación puede dar estabilidad a sus periodistas, que son el mayor capital de qué dispone. Estos no podrían llevar a cabo un buen trabajo y mermaría la calidad de la información que producen.
Periodistas y lectores de periodismo sin ánimo de lucro
Alesia Martínez, corresponsal de Periodismohumano en Centroamérica, es un buen ejemplo de cómo se vive la profesión en la incertidumbre de la inestabilidad económica, ya que debe compaginar su dedicación a este medio con un trabajo a tiempo completo en un diario de Guatemala. “Es la única manera de ganar lo suficiente como para conformar una familia, tener un hogar o poderme ir de vacaciones”. Alesia no se queja porque considera que trabajar en un medio sin ánimo de lucro alimenta su “esperanza de que no se ha perdido por completo la verdadera esencia del periodismo”. Sin embargo, reconoce que al tener que atender otros compromisos laborales le faltan horas para dedicarse. “Si las condiciones económicas en este medio fueran mejores, tal vez podría dedicarme de lleno a escribir para él y eso repercutiría positivamente aumentando la producción y calidad de mis escritos. Aun así, he de decir que Periodismohumano paga mejor los artículos que muchos otros medios españoles, tradicionales o no”.
El problema de la precariedad laboral es hoy un factor común en los medios –tradicionales y alternativos–, que repercute directamente en la calidad de la información. Como consecuencia de la reducción de ingresos, ha disminuido el periodismo de investigación y ha aumentado el porcentaje de becarios en las plantillas. Además, se han homogeneizado los contenidos informativos, ya que todos se alimentan de las mismas fuentes. Los gabinetes de prensa han aprendido a empaquetar la información para que los periodistas no tengan que hacer prácticamente nada. Joan Barril, escritor y periodista catalán, lo advertía hace una década en una entrevista en El Mundo: “El periodismo en España es más bien acomodaticio y conformista”.
En definitiva, el ruinoso estado del periodismo de masas es tal que estos nuevos proyectos sin ambiciones lucrativas son, con sus contradicciones, una alternativa esperanzadora para la salud de la profesión y para la gente corriente que necesita información de calidad. Pero para llegar a la gente, los medios sin ánimo de lucro deben competir con los poderosos grupos de comunicación en una batalla desigual, no solo por una cuestión de recursos, sino porque la información-espectáculo es mucho más atractiva para la audiencia. Es actual, breve, simple, ligera y entretenida, mientras que los reportajes de los medios no lucrativos suelen abordar temas no tan populares en textos más extensos y complejos, lo cual no facilita llegar a amplios sectores de la sociedad.
Santolino: «No hemos conseguido convencer a la ciudadanía de que una buena información es necesaria para una buena democracia»
Santolino admite que la fórmula del periodismo sin fines de lucro es ideal, “pero el problema es que no hemos conseguido convencer a la ciudadanía de que una buena información es necesaria para una buena democracia”. La afiliación de los españoles a organizaciones no lucrativas es de solo un 11%. Los británicos están en torno al 30% y en Estados Unidos pasan del 60%. A Laura Bergés también le cuesta entenderlo porque considera que “la gente sí es consciente del valor que tiene la buena información”.
Precisamente por la convicción de que existe la demanda de información de calidad, Gabilondo cierra su último libro con un augurio positivo: “En este momento en que parece extinguirse la visión romántica del oficio por culpa de una lógica económica asesina, los empresarios descubrirán —brillante paradoja— que en la necesidad social que entraña el periodismo subyace un negocio importante”.
*Ver la versión impresa del reportaje en catalán o comprar el semanario de La Directa en kioskos (nº 264).
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Enhorabuena! Buenísimo, Marc!
Interpretas muy bien cuál es el principal problema: que el que pone el dinero generalmente manda. Por eso cuando se trata de donaciones la independencia crece.
Hay otro ejemplo de buen periodismo financiado con micromecenas que quizás conozcas. Hablamos de él en el último reportaje, es «L’Anuari Mèdia.cat: Els silencis mediàtics del 2011», del Grup Barnils. Varios periodistas trabajan temas de los que se han «olvidado» los medios en profundidad. En mayo lo publican y buena parte de su financiación vino de crowdfunding.
Es quizás la mejor vía para hacer periodismo de calidad o de investigación (porque no debería existir otro).
A seguir trabajando!
Saludos!!
Pues sí, David, seguramente hubiera cabido el crowdfunding en este reportaje. He leído lo que habéis escrito sobre el tema. Es muy interesante. Supongo que ideal para trabajos puntuales como el de Barnils. Sobre todo me ha sorprendido que el 70% de las propuestas consigan la financiación que buscaban. Lo tenía por una lotería.