¿Quién paga la fiesta?
Infolibre y eldiario.es exploran modelos de negocio sostenidos por los lectores e independientes de los poderes económicos
Por Laia Seró y Marc Espín
Los medios se han comportado como porteros de discoteca. De la discoteca de la verdad, donde se celebraba la fiesta del periodismo al ritmo de la democracia. “Tú entras; tú, no.” Con esta analogía empezaba la charla que dieron ayer Jesús Maraña, director de Infolibre, y Juan Luís Sánchez, subdirector de eldiario.es, en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Sánchez continuaba con la anécdota y advertía que, mientras los jefes de la discoteca brindaban con champán en la sala VIP, “la pista de baile se vaciaba”. Se estaba organizando otra fiesta en la calle. Decenas de periodistas que habían salido de los medios tradicionales se empezaban a plantear nuevos modelos de negocio. Sánchez y Maraña se encontraban entre ellos. “Estábamos obligados a intentarlo. Había que recuperar la credibilidad y ser útiles”, explicó el director de Infolibre delante de un auditorio lleno de futuros periodistas.
Para conseguirlo, Infolibre y eldiario.es apuestan por estructuras similares en las que los periodistas son propietarios y el lector puede participar como socio. La idea es renunciar a préstamos bancarios, sostenerse mayoritariamente con suscripciones y restringir la publicidad. “El objetivo es que sólo el 25% de los ingresos provenga de los anunciantes”, dijo Maraña. Y todo ello para garantizar la independencia del medio frente a los poderes económicos. “Todos se autocalifican de independientes pero eso ya no vale, la clave está en el modelo.”
Ambos diarios son esencialmente digitales y han creado ediciones impresas “para darle valor añadido a la suscripción”. Sin embargo, eldiario.es apuesta por un monográfico trimestral e Infolibre, por una publicación mensual entorno a perfiles de personajes poderosos. También se diferencian en que el diario de Maraña ofrece reportajes de investigación restringidos a suscriptores, mientras que eldiario.es brinda todos sus contenidos de forma gratuita.
Pero no están solos, cada vez hay más fiesta en la calle y son más los periodistas que se unen para remediar esa desconexión que ha habido entre ellos y la ciudadanía. Se trata de proyectos como La Marea, Alternativas económicas, Mongolia o Anuari Mèdia.cat. El objetivo de estas iniciativas es “convencer a la sociedad de que somos necesarios y la única manera de conseguirlo es haciendo sostenible el periodismo”, apuntó el subdirector de eldiario.es. La cuestión es quién está dispuesto ahora a pagar la fiesta.
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Yo. Yo sí. Por lo menos de ésta no me echarán cuando escasee el champán.